Nos acercamos al final del año y en
esta probablemente última entrada del 2013 nos ocuparemos otra vez de mujeres
degeneradas, tomando como punto de partida las Femen y sus “hazañas”. Este artículo, algo abreviado, apareció en
la revista disidente Verbo y Acción, que
invito siempre a leer y cuyo próximo número saldrá a finales de mes.
LAS FEMEN
Es que me parto de risa.
Después de décadas de monserga con la
liberación femenina las heroínas de nuestro tiempo son las niñatas malcriadas
enseñatetas conocidas como Femen. En
vez de ponerlas en su lugar y cubrirlas de ridículo se les da coba, se las
considera como algo más que payasas y se las toma en serio. Más falsas que
Judas como todos los fenómenos mediáticos, se añaden a la larga lista de
inútiles subvencionadas a las cuales se les ríen las gracias y se les permite
todo, simplemente porque son mujeres y nadie se atreve a criticarlas como
merecen.
Es una señal del nivel de los tiempos
en que vivimos y del estercolero en que se ha hundido nuestra sociedad, que
cuatro gritos histéricos con las tetas al aire sean considerados como un
mensaje. Seguro que dentro de unos años las estudian en la Universidad, a las Femen, como modelo de comunicación
posmoderno o alguna gilipollez por el estilo.
La mayor parte de las feministas y
muchas mujeres las miran con simpatía o condescendencia, pero he encontrado
también algún artículo feminista en que se critica la imagen que dan y el nivel al que según ellas rebajan la causa de las mujeres. Y en
efecto es así. Pero es inútil que traten de distanciarse: además de que –
subrayémoslo - son críticas minoritarias, es penoso y risible que ahora vengan
con eso, porque los berridos de las Femen
representan perfectamente la voz y el mensaje de muchas, demasiadas
mujeres de nuestro tiempo. Es precisamente este tipo degenerado y abyecto de
mujer que el feminismo ha fomentado.
Campeona de vulgaridad,
liberada de las cargas de la buena educación, del estilo, de la feminidad, el
gusto y la finura, su ideal de mujer va desde las heroínas abrecabezas de esas
películas americanas para retrasados mentales a las zorras cuarentonas de Sexo en Nueva York. Sin gracia,
chabacana, convencida de que tener estilo significa vestirse y comportarse como
las féminas insoportables, neuróticas y abyectas de la telecaca que toma como
modelo, está totalmente convencida de
ser el no va más, cuando cualquier mujer de la época de nuestras madres o
abuelas les daba cien vueltas en todo.
¿Y dónde está la mujer
realmente válida, la que tiene talento, capacidad y carácter, o simplemente la
que quiere ser mujer y no quiere la guerra contra el varón? En algún lugar,
sofocada por el feminismo, esta mujer boquea intentando respirar. Su valor está
permanentemente puesto en tela de juicio por las cuotas y los privilegios que
se otorgan a las inútiles sólo por ser mujeres; su perfil y sus capacidades son
difíciles de distinguir, rodeada como está por la muchedumbre de
semianalfabetas que suben como la espuma; su educación, inteligencia y cultura
están envilecidas por el ideal barriobajero, zafio, chabacano y sin estilo de
mujer moderna; su feminidad se encuentra denigrada por la propaganda constante
contra la maternidad, por el continuo lavado de cerebro a favor de la guerra
contra el hombre y a favor de un ideal agresivo, desquiciado y fracasado de
mujer, que representa
perfectamente el callejón sin salida al que el feminismo ha conducido a la
fémina moderna.
Basta escucharlas durante unos
minutos de conversación, no a las Femen sino
a mujeres de clase media, como por ejemplo la típica fauna de oficina y
especialmente el repelente tipo de ejecutiva agresiva…”estoy hasta los huevos”…”la has cagao”…”me cagüenlaputa”. A menudo
oírlas hablar recuerda a una de esas películas de marines en que de cada tres palabras una es fuck…
¿Esta es vuestra
liberación y vuestra nueva identidad femenina, vuestro ideal de mujer emancipada,
libre del yugo machista y patriarcal?
En efecto os habéis bien liberado para mejor caer en el estercolero y el
lodazal.
Es que me parto de risa.