viernes, 14 de marzo de 2014

EGIPTO Y UCRANIA

La verbena de la hipocresía





Creo que cada vez más personas se dan cuenta del carácter de farsa y engaño que ha ido asumiendo el sistema democrático; una máscara para legitimar una oligarquía, que además es especialmente incompetente y parasitaria, un sistema en el que quienes realmente deciden e imponen son poderes ocultos, personajes a quienes nadie ha elegido en las urnas y que no responden de su actuación ante los pueblos cuyos destinos deciden, sino sólo ante la casta a que pertenecen.

A nivel internacional la farsa es si cabe más acentuada y descarada: los países occidentales se llenan la boca con los valores democráticos y la exportación de la democracia, pero lo que realmente quieren decir es que un gobierno es democrático cuando es pro-occidental; especialmente – y este es el punto decisivo – cuando está disponible a endeudarse aceptando la ayuda de las instituciones financieras internacionales. Lo que significa repartir una golosina a corto plazo, un bienestar con fecha de caducidad, para que la gente esté tranquila y se deje mejor guiar; para caer a largo plazo en la esclavitud de la deuda con lo que ello implica: permitir que el FMI venga a dar órdenes y dirigir la economía, vender a precio de saldo el país entero a los especuladores, endeudar a toda la población y – eso sí – cubrir de oro a las élites corruptas vendepatrias cuya colaboración es necesaria para el éxito de la operación.

Si un gobierno se porta bien entonces es democrático, con tal de que haya tenido algún respaldo en unas elecciones. Si un gobierno se porta mal y no es suficientemente pro-occidental entonces no es democrático, no importa que haya tenido o no el respaldo de las urnas. Se puede decir siempre que el gobernante es un tirano, un dictador, adjetivo que nunca se reserva a un gobierno pro-occidental por muy autoritario que sea.

De la misma manera, para políticos y medios occidentales, un golpe de estado militar contra un gobierno elegido democráticamente, o una insurrección armada seguida de un golpe de estado parlamentario, no son ilegítimos si llevan al poder a un gobierno pro-occidental. Eso sí se lamentan las violencias – atribuidas a la otra parte - y se busca legitimarlo lo antes posible con el cansino rito electoral para que la conciencia democrática se quede tranquila.

La verbena de la hipocresía aquí es evidente, el doble rasero llega a ser grotesco y totalmente falto de pudor; a lo largo de los últimos años todo esto ha sido bastante claro pero nunca tan evidente y descarado como en estos últimos años. Los ejemplos de Egipto y Ucrania lo dejan claro una vez más.

En Egipto hemos tenido un golpe de estado militar, clásico, contra el gobierno islamista salido de las urnas. Las protestas contra el golpe fueron violentas como es justo y legítimo (si el poder no respeta las reglas yo no tengo porqué respetarlas), y durante la represión de estas protestas por parte del ejército el saldo fue de varios cientos de muertos, si no miles. Nadie se llevó las manos a la cabeza en Occidente, no se habló de represión brutal ni de imponer sanciones, a pesar de que la violencia islamista defendía la legalidad democrática contra un golpe de estado. Los políticos europeos y americanos, así como las putas del periodismo en los medios de comunicación, disimularon todo lo que podían y sustancialmente reconocieron el golpe y el gobierno de los generales. Porque el gobierno islamista no era pro-occidental y el de los generales sí.

En cambio en Ucrania, donde el gobierno pro-ruso ha sido derribado por una insurrección armada apoyada por Occidente, las víctimas han sido muchas menos. Alrededor de un centenar de los cuales 9 o 10 policías abatidos por disparos o linchados por los insurrectos, cuyo objetivo – plenamente logrado – era tomar el poder con la fuerza y acabar con un gobierno que, impopular o no, había sido elegido en las urnas. En este caso los políticos europeos y americanos, las putas del periodismo, las conciencias morales de la sociedad, han puesto el grito en el cielo, se ha hablado de sanciones, de represión brutal y criminal. Y se ha reconocido enseguida al nuevo gobierno.

El doble rasero en las actitudes occidentales es demasiado evidente, y totalmente incomprensible si uno considera los medios como información y no como la propaganda que son, si uno se toma en serio la palabrería y la retórica sobre democracia. Sin embargo cuando uno comprende claramente que para la comunidad internacional – un seudónimo de EEUU y sus vasallos - un gobierno es democrático si así lo decreta Occidente, todo se comprende y encaja en su lugar.

Aquí hay que entenderse: ningún golpe de Estado, desestabilización o subversión puede funcionar si el terreno no es favorable, si la sociedad no está dividida profundamente y existe un conflicto grave, latente o abierto. Los generales egipcios cuando derribaron el gobierno electo islamista, seguramente gozaban del apoyo de grandes sectores de la sociedad. No son “los generales contra el pueblo” ni nada parecido. Como lo de Ucrania no es “el gobierno marioneta de Putin contra el pueblo” ni nada parecido, porque el presidente depuesto tiene o tenía el apoyo de gran parte de los ucranianos. Además de que regiones enteras son rusas y prefieren estar ligadas a Rusia.

Pero es precisamente cuando existe un conflicto serio y una fractura, cuando desde el exterior se puede subvertir un país y derribar su gobierno. Ya se ocuparán los medios de comunicación de presentar la operación como una lucha por la libertad.

La retórica democrática y derechohumanista se muestra, una vez más, por lo que es: una colosal verbena de cinismo e hipocresía.

Pero sacando conclusiones de todo esto, no querría terminar sin una nota positiva. Porque una nota positiva existe: que mirando bien las cosas, la democracia occidental se está deslegitimando a sí misma con su propia hipocresía. En efecto, Occidente ha dejado bien claras dos cosas con su actitud en las dos crisis mencionadas, con su apoyo y reconocimiento de legitimidad a los gobiernos nacidos del golpe militar egipcio y de la insurrección armada ucraniana.

Primero, que es legítimo y justo que el Ejército actúe para derrocar a un gobierno elegido en las urnas si así lo exige el interés nacional, y si las Fuerzas Armadas tienen detrás a un sector consistente de la opinión pública. Claro, se necesita también tener una justificación moral.

Segundo, es legítimo y justo que un movimiento patriota y nacional organice una insurrección armada y - sin esperar elecciones - conquiste el poder derribando a un gobierno elegido en las urnas, si así lo exige la nación, se tiene la capacidad para ello y el apoyo de un sector consistente de la población. También aquí es necesaria justificación moral.

Estos principios son los que Occidente ha reconocido implícitamente y ha legitimado con su comportamiento. Por cierto que en todo lo anterior, lo de la justificación moral es la condición más fácil de satisfacer, porque cualquiera que tenga ideas y no simplemente intereses posee esa justificación moral, lo reconozca o no el contrario.

Esto, por si alguien dice que la demoplutocracia occidental tiene una justificación moral y los demás no. En efecto, que las élites traidoras y antieuropeas que nos gobiernan pretendan tener superioridad moral y negársela a los demás no es particularmente impresionante ni convincente, excepto para ellas mismas.

Esta es la nota positiva, que la farsa democrática está aserrando la rama del árbol donde se sienta, habiendo legitimado el uso de la violencia para derribar gobiernos democráticamente elegidos. Tomemos nota de tales lecciones que nos imparten los defensores de la democracia, puesto que en el futuro tales lecciones serán pertinentes en la lucha de liberación europea.

En efecto, cuando las fuerzas patriotas europeas realmente empiecen a ser una preocupación para el poder, éste recurrirá a la guerra sucia y a la represión en nombre de la democracia, y llegado este momento será inevitable, justa y legítima la revolución que traerá una regeneración europea.

viernes, 7 de marzo de 2014

MALDITO 8 DE MARZO


Irritado por la intensificación de propaganda para preparar el 8 de marzo, nauseado por las ministras pijofeministas del gobierno que amenazan con nuevos planes de igualdad, resignado a vivir en medio de bípedos implumes – como decía Schopenhauer – que toman por oro colado las falsificaciones de la lobby antimasculina, yo también voy a celebrar el 8 de marzo a mi manera. 


El Día Maldito porque no es el día de la mujer sino el día contra el hombre.

El Día Maldito porque éste es su verdadero significado



El Día Abominable porque es la fecha elegida en que se anuncian nuevas leyes basura para perseguir a los hombres, nuevos privilegios para las mujeres inútiles y aprovechadas, con la colaboración de una justicia inmunda y una legislación nauseabunda.


El Día Aborrecible porque es el punto culminante de la propaganda orwelliana, preparada por una semana de lavado de cerebro sistemático en todos los medios, en la cual se nos imponen dosis masivas y concentradas de las mentiras sobre la brecha salarial y la violencia machista.

El Día Execrable porque es el día preferido para difundir los estudios basura de propaganda feminista, creídos a pies juntillas por los mentecatos, aceptados como el Evangelio por una sociedad de cobardes que dirán que el blanco es negro si así lo exige la mafia antimasculina.


El Día Infame porque es el día en que los varones con el cerebro arruinado por la propaganda feminista hacen penitencia, se desviven por pedir perdón por haber nacido hombres y lamerles las suelas de los zapatos a las féminas degeneradas de hoy.

El Día Ignominioso porque es cuando los payasos y los viles se llenan la boca con la superioridad de la mujer y no pierden ocasión para denigrar la masculinidad. El día en que a cualquier estúpida, cuando un varón dice algo que no le gusta, le basta pronunciar la palabra mágica machista para tener razón automáticamente.

El Día Detestable en que celebra su triunfo la mujer degenerada y abyecta que exige todos los derechos y no tolera ninguna obligación. El día en que, cada año un poco más, se va reduciendo el sexo masculino a una casta de parias.

El Día Perverso en que los estrógenos imponen su ley, el día en que las sacerdotesas de la religión feminista celebran su rito de destrucción de la masculinidad, rodeadas por sus acólitos castrados mentales que las siguen con la cabeza gacha y el collarín al cuello.

El Día Maldito en una palabra.

Maldito porque es el día en que se refirma como doctrina de Estado el dogma feminista: la mujer siempre tiene razón porque tiene vagina, el hombre nunca tiene razón porque tiene  pene.

Maldito porque es el día en que la persecución contra el varón da otra vuelta de tuerca. El día de la mentira y la manipulación, el día del lavado de cerebro masivo. El día en que dos y dos son cinco. El día negro para la verdad y la justicia.

Maldito 8 de Marzo.

domingo, 2 de marzo de 2014

SUBVERSIÓN EN UCRANIA





Vale la pena seguir con atención los acontecimientos de Ucrania, que se encuadran en la penetración hacia el Este de la OTAN – es decir el brazo armado del mundialismo anglosajón – y su vasallo la Unión Europea. Porque parece bastante claro que la revuelta en Ucrania que ha depuesto a su presidente Yanukóvich (elegido en 2010, recordemos, en elecciones por todos consideradas bastante correctas) ha sido fomentada por Occidente.

Han sido tres meses de protestas culminadas en una mini revolución, en la cual – como en toda revolución – grupos bien organizados y encuadrados han aplicado la fuerza en el momento oportuno y han dirigido a las masas o han canalizado su furia. No se quería esperar a nuevas elecciones para acabar con el gobierno, se tenía mucha prisa. Suponiendo que los ucranianos en general y en todo el país estuvieran tan hartos de Yanukóvich como nos dicen, porque quizás el presidente habría cambiado pero difícilmente se habría instalado en el poder un gobierno tan pro-occidental y anti-ruso.

¿Manifestaciones de masa espontáneas? ¿Una protesta ciudadana multitudinaria con una tal capacidad de combate, con policías linchados y edificios del gobierno quemados, porque no se ha firmado un acuerdo comercial con Europa? ¿Esto es lo que pretenden que creamos?

Por otra parte un movimiento de este tipo y con esta fuerza no sale de la nada, ni se le puede crear desde el exterior. Ciertamente existía mucho descontento en el país, y no se lo ha inventado Occidente. Pero lo que sí se puede es fomentar la subversión y aprovechar los conflictos existentes, según técnicas que han sido repetidamente empleadas en los últimos años y dejan muy lejos las técnicas de subversión comunista de la Guerra Fría.

La famosa subversión comunista de la segunda mitad del siglo XX, en efecto, se queda como algo superado y cosa de aficionados, bien poco en comparación con las modernas ONG’s y fundaciones regadas con los ríos de dinero del poder financiero internacional, con las técnicas se subversión a distancia a través de Internet, el espionaje telemático, y en fin los medios de comunicación de masas globales. Medios que, como comprende a estas alturas cualquiera que no se tape voluntariamente los ojos, siguen directivas ocultas y férreas que vienen de arriba, rígidamente alineados en una propaganda convergente.

Es totalmente evidente que se ha tratado, en esta pequeña revolución ucraniana, de una revuelta cultivada durante varios meses de agitación, canalizando un descontento popular existente. En su fase final llevada a cabo, en un momento bien elegido, con una estrategia militar de guerrilla urbana y tropas de choque bien encuadradas y adiestradas; una fuerza de choque que ha llevado el peso principal de los combates y tras la cual no es difícil adivinar las milicias paramilitares de partidos patrióticos, en primer lugar Svoboda que es el más combativo: Es un movimiento cuyas ideas desde luego no cuadran con la degeneración social propugnada por Occidente (comentaré esto después) pero que, en nombre de la lucha contra Rusia, ha combatido en un golpe organizado por Occidente.

Acompañando la lucha política sobre el terreno, en el frente virtual y mediático de la opinión pública los medios de comunicación afines han cumplido fielmente con la parte que tenían encomendada.

Naturalmente también los medios rusos presentan las cosas a su manera, pero tras haber leído varios artículos de una y otra parte debo decir que sus análisis son mucho más equilibrados y significativos, aun defendiendo generalmente el punto de vista ruso. Los medios occidentales en cambio raramente se elevan sobre el nivel de una burda propaganda y una tendenciosidad absolutamente falta de pudor.

La elección de las palabras nunca es casual: es curioso cómo en algunos artículos se habla del “pueblo” ucraniano que se ha rebelado y, en cambio, del “populacho” en Crimea que se siente ruso. Así como los medios hablan del autoproclamado gobierno de la región de Crimea, que no acepta el nuevo poder y terminará probablemente uniéndose a Rusia antes o después. Por lo visto no es autoproclamado el gobierno de Kiev que ha derribado con la fuerza el anterior, de manera totalmente ilegítima desde el punto de vista del sistema democrático.

Pero esto no es nada nuevo: quien tenga algo de memoria recordará cómo durante las guerras yugoslavas en los años 90 eran autoproclamadas la república serbia de Bosnia y la Krajina en Croacia (esta última invadida por los croatas que expulsaron a 700.000 serbios) porque se había decidido que estos últimos eran los malos. En cambio no eran autoproclamadas las repúblicas que se separaban de Yugoslavia y no era autoproclamado el Kosovo, porque Occidente les apoyaba.

Y no sólo son abiertamente tendenciosos los artículos generalistas, digamos para las masas, sino también en los que se presentan como análisis en profundidad, destinados a quien tiene la paciencia de leerlos. Es un signo interesante de que las élites occidentales empiecen a confundir la realidad y la propaganda. Pero es natural al fin y al cabo: quien admite defender sus intereses y los de su gente es siempre más honesto de quien hipócritamente se arropa de superioridad moral en nombre de pretendidos principios universales. Este último, con el tiempo, pierde hasta la capacidad de ver la realidad porque en mayor o menor medida termina creyéndose su propia propaganda.

Y los modernos misioneros occidentales del libre mercado, el orgullo gay, la ideología de género y la tiranía del neofeudalismo del dinero – que todo hunde la raíz en el mismo suelo como he comentado en otras entradas – se creen realmente los salvadores de la humanidad.

Volviendo a lo de Ucrania, subrayemos una vez más que ha sido a todos los efectos un golpe de Estado, resultado de una insurrección apoyada y fomentada por Occidente. Un ejemplo de este apoyo es el discurso inflamatorio de Bernard Henry-Lévy frente a la multitud en Kiev el 9 de Febrero. 


¿Qué se le había perdido en Kiev a nuestro conocido “filósofo” (además de apreciado consejero del gobierno francés y apologista de todas las recientes agresiones y campañas terroristas apoyadas por la OTAN como en Libia y Siria)? Pues iba a incitar a la rebelión contra el gobierno del país y a derribarlo con la fuerza.

Es superfluo indicar que si un agitador extranjero fuera enviado a Estados Unidos o cualquier otro país para incitar al derrocamiento del gobierno con la violencia, está bastante claro que sería inmediatamente arrestado y puesto de patitas en la frontera. Pero es que el Lévy ha sido sólo uno de los agitadores enviados por la Unión Europea y EEUU a Ucrania; otro ha sido el yanqui John Mc Cain que ha sido últimamente un habitual en los movimientos de oposicion ucranianos, sin olvidar en fin el grifo del dinero que seguramente habrá estado bien abierto.

Una vez hecha la jugada, ante la irritación y las acusaciones por parte de Rusia, Obama y otros políticos americanos han deplorado la “mentalidad de guerra fría” de Rusia que ve el mundo como “un tablero de ajedrez”, advirtiendo que se debe respetar la integridad territorial de los países y no intervenir con tropas.

No dejan de ser curiosos estos sermones viniendo de donde vienen, pero claro, hay que entenderlos y descodificarlos en cristiano. Lo que quieren decir en realidad es que la guerra fría continúa y el tablero de ajedrez existe pero sólo ellos pueden mover las piezas; que ellos pueden desestabilizar y subvertir un país mientras los demás deben estar atados de pies y manos, limitándose a aceptar los hechos consumados.

Sobre la soberanía y la integridad territorial harían mejor en callar, porque tiene cojones que digan esto quienes en los últimos quince años han invadido Irak y Afganistán, han agredido Serbia para quitarle una provincia y derribar su gobierno, han provocado una guerra civil en Libia interviniendo para dar la victoria a sus protegidos y han intentado hacer lo mismo en Siria, donde no han tenido escrúpulos en utilizar su franquicia de terrorismo islámico Al Qaeda® para subvertir y destruir el país.

Como podemos ver, la superioridad moral del Yes We Can y sus compadres es apabullante, cualquiera que no esté de acuerdo es un malvado o defiende oscuros intereses. Después de todo tiene el Premio Nobel, aunque se lo hayan dado porque es moreno.

La retórica democrática y derechohumanista se muestra, una vez más, por lo que es: una colosal verbena de cinismo e hipocresía.

Una mención especial merece la participación en la revuelta ucraniana de los movimientos nacionalistas como Svoboda, que han jugado un papel fundamental y representan también – especialmente el partido citado - una gran fuerza, sea a nivel electoral que en la calle con su combativa militancia. Este hecho se está pasando bajo silencio en los medios occidentales y no es difícil comprender por qué. La ideología de Svoboda en muchos aspectos está en línea con los movimientos patrióticos y antimundialistas de los países occidentales, su visión del mundo se basa en valores cristianos, rechazan el liberalismo y el capitalismo de la democracia occidental, así como como el culto del libre mercado.

Yo sí les invitaría a comer a mi casa, pero para la ideología que domina Occidente son impresentables desde la cabeza a los pies.

En efecto, su programa comprende, en lo social y económico, la inalienabilidad de la tierra y la restricción de su comercio, el control sobre la economía con un importante sector bancario estatal y controles sobre el Banco Central, la tendencia a la autarquía con la defensa del producto nacional y la protección de agricultura e industria, la propiedad pública de los servicios esenciales, la lucha contra el aborto, la defensa de la familia y el rechazo de la propaganda de las desviaciones sexuales. Así como criterios étnicos para la ciudadanía y el fomento de una educación patriótica.

En lo político la esencia de sus posiciones consiste en la oposición a Rusia y la eliminación de su influencia en Ucrania, un poco como una de las aspiraciones de los movimientos patrióticos en Occidente es la liberación de la OTAN y la influencia americana. Pero en el caso de Svoboda llegan a una rusofobia explítica y persecutoria hacia su propia población rusa o de habla rusa, con un programa agresivo de normalización lingüística que no sólo fomenta el ucraniano sino que quiere perseguir el ruso, y a la misma población rusófona o de etnia rusa – ignoro hasta qué punto es posible distinguir étnicamente rusos y ucranianos – así como varios otros puntos que traen a la memoria la “ley de memoria histórica” del Z-Infame en nuestro país.

En lo militar, evidentemente con un enfoque antirruso, aspiran al rearme convencional y nuclear, así como buscar la protección de EEUU y Reino Unido (evidentemente les resulta claro quién manda en la OTAN y que los demás “aliados” cuentan como un cero a la izquierda).

Nada habría que objetar contra buena parte de este programa, al contrario, muchas cosas me parecen excelentes y deseables, además de necesarias en cualquier movimiento de liberación europea.

Sobre la parte geopolítica de su programa, probablemente sean inevitables las posiciones antirrusas en un movimiento patriótico, dado el peso de la historia que tienen en común con un largo período de dominio ruso, y el desorden que dejó la disolución de la Unión Soviética. Por limitarnos a la historia más reciente, hubo un movimiento de resistencia antisoviético en Ucrania hasta bien entrados los años 50, apoyado por Occidente, y muchos patriotas ucranianos reivindican explícitamente el período de la Segunda Guerra Mundial en que un estado ucraniano satélite de Alemania combatió contra la Rusia de Stalin.

Las primeras acciones llevadas a cabo tras la toma del poder, como abolir la oficialidad de la lengua rusa en todas las regiones y abatir símbolos y monumentos relacionados con Rusia, indican el papel importante, si no principal, que tienen el nacionalismo y en particular Svoboda en la nueva etapa. Lo que quieren en primer lugar es dejar claro que son antirrusos, aunque con estas provocaciones esencialmente inútiles lo que van a provocar es una fractura del país, cada vez más si siguen a ultranza en esta línea. Y en el momento en que escribo estas líneas regiones enteras están mostrando su rechazo al nuevo gobierno, no solamente en Crimea donde las tropas rusas ya han intervenido. Veremos cómo sale al final todo esto.

Naturalmente es para utilizarlos como arma contra Rusia y en virtud de esta parte de su programa, que Occidente ha apoyado a los movimientos patrióticos ucranianos, a pesar de la afinidad de éstos con el “área” identitaria o – en jerga mundialista – de extrema derecha, en lo social y económico. De hecho si fuera un partido eun un pais occidental los pondrían de neonazis para arriba. Y quizá lo hagan cuando llegue el momento de desembarazarse de ellos.

Porque ese momento llegará si Ucrania o una parte de ella se estabiliza en la órbita occidental. Es difícil descifrar el juego que llevan Svoboda y los patriotas ucranianos. Porque seguramente Occidente les ayudará a separarse de Rusia y también a potenciar su ejército (aunque desde luego se pueden olvidar de las armas nucleares) pero si piensan que el Occidente de los “matrimonios” y las adopciones homosexuales, exportador de degeneración moral y social, les va a permitir una política de defensa de valores cristianos y tradicionales, van de culo.

Como también van de culo si piensan que van a dejarles controlar el Banco Central, la moneda y la economía, si creen que van a poder proteger la industria y la agricultura nacionales contra los tiburones de la especulación y las leyes del mercado, si creen que Ucrania va a conquistar así soberanía nacional y ser dueña de su destino. Muy al contrario, los expertos del FMI y de la finanza internacional ya están afilando los colmillos y se están relamiendo ante su nueva víctima, para ayudarla  - es decir hundirla hasta el fondo en la esclavitud de la deuda - con las habituales condiciones draconianas, que obligarán a Ucrania a malvender su sector público y a ceder hasta la última migaja de su soberanía monetaria y económica.

No creo que sea esto lo que quiere Svoboda ni lo que querría un patriota ucraniano. Quizá otros componentes del movimiento que ha tomado el poder, o falsos políticos nacionalistas, lo asumen y simplemente obren con engaño y mala fe. Pero suponiendo la buena fe al menos en una parte de los líderes del movimiento nacionalista, hay que pensar que estas cosas las han considerado y por tanto que su juego es utilizar a Occidente, que les apoya contra Rusia, manteniéndose en una especie de equilibrio a tres bandas para llevar adelante su ideario.

Pero es como mínimo muy dudoso que ellos solitos – aunque se crean el centro geopolítico de Europa como afirman – sean capaces de utilizar el poder de Occidente para sus fines; es bastante más verosímil que sean ellos los utilizados e instrumentalizados.

No es la primera vez que se utilizan movimientos o personajes que en teoría son ideológicamente hostiles al poder que actualmente domina Occidente: por ejemplo durante la disolución de Yugoslavia el presidente croato Franco Tudjman no tenía problemas en reivindicar el legado del movimiento nacionalista Ustacha, que gobernó el estado croata aliado de la Alemania nacionalsocialista. Tudjman era un revisionista histórico y no lo ocultaba. Sin embargo todo ello no impidió que cumpliera un papel útil en la disolución de Yugoslavia, impulsado por el odio antiserbio de forma muy parecida a como el odio antirruso impulsa el nacionalismo ucraniano.  Se le dejaba hablar con tal de que hiciera su parte y hoy, después de dos décadas, el señor Tudjman ya ha pasado sin que sus ideas hayan influido de manera relevante, y Croacia se ha integrado totalmente en el sistema occidental.

Asimismo los islamistas radicales serán todo lo antimodernos, antioccidentales y antiamericanos que quieran, pero evidentemente no crean preocupación ni representan una verdadera amenaza al sistema mundialista que los ha utilizado abundantemente y lo sigue haciendo. Había islamistas luchando en Bosnia contra los serbios, los ha habido en el derrocamiento de Gadafi, han sido enviados también a Siria para que luchen contra el gobierno de Assad.

Así, movimientos que serían llamados fascistas o neonazis en Europa son apoyados tranquilamente por Estados Unidos y la Unión Europea en Ucrania. No parece preocupar que participen en un gobierno o incluso que lo dominen: intentando hacer de adivino, la estrategia puede ser separar Ucrania de Rusia, sujetarla bien financiera y militarmente, para en un segundo momento neutralizar los movimientos patrióticos. 

Claro que todo esto puede salir bien o mal, existe un fermento europeo contra el mundialismo que está creciendo, y el tiro bien les puede salir por la culata. Todo depende, como siempre, de los hombres y de su lucha que es lo que da forma a la historia.

El futuro ahora más que nunca parece impenetrable y cargado de posibilidades. En el momento que escribo Rusia ha intervenido militarmente, por el momento en Crimea, y el futuro de la parte oriental de Ucrania, con abundante poblacion rusa, es incierto. Ciertamente quienes han desencadenado esta situación no podían esperar tocar las narices a los rusos tan de cerca sin que estos reaccionaran: ya lo intentaron a mucha menor escala y en un punto menos vital en 2008, en Georgia, con el resultado de una pequeña guerra resuelta en pocos días por el Ejército ruso.

Concluyendo ya, podemos extraer de estos acontecimientos una reflexión final sobre el límite de los movimientos nacionalistas europeos, y precisamente que si se quedan en la defensa del interés nacional, si su horizonte no va más allá, están condenados a ser instrumentos del mundialismo porque terminarán enfrentando antes o después unos países europeos con otros.

Evidentemente es inevitable que haya roces entre países vecinos por motivos históricos, políticos, económicos, que pueden llegar a ser enemistad; es la palanca sobre el cual aactuarán las fuerzas que dominan actualmente Europa, si el continente comienza a escapárseles de las manos. La antigua máxima divide et impera es siempre válida; el límite de las fuerzas identitarias y los movimientos patriotas en Europa es que si no logran sobrepasar el horizonte del interés puramente nacional no tienen ninguna posibilidad de ser un peligro para el sistema.

Pueden ser un peligro y una alternativa real sólo en el caso de que los antagonismos – que siempre van a existir – se subordinen a un patriotismo europeo – patria no como nación histórica, sino como tierra de los padres – que respete las peculiaridades de cada país sin imponerle a nadie modelos que le sean extraños, sin ninguna enfermiza y opresiva obsesión por reglamentar todo y controlar todo como la actual burocracia europea. Un patriotismo europeo que sepa contener en su interior los nacionalismos, y éstos sepan reconocer la prioridad de la idea europea, en un orden nuevo que aún se debe formular. De lo contrario el horizonte del nacionalismo europeo estará limitado con una cadena muy corta y la lucha contra el sistema estará destinada al fracaso.